Ella, la Poesía, con la cual, a veces no escribo, ella me habló y me dijo: – yo soy como el Amor, cada uno me vivencia diferente, siendo yo la misma de siempre;-…,
y luego me preguntó:- ¿Por qué has querido ponerme de lado, y tu pluma has paralizado, si son tus palabras las que me ayudan y me dejan en el espacio del tiempo, aunque sea parcialmente, eternizarme?, aunque te parezca que tus palabras quedan en tu cuaderno inmóviles, yo las muevo luego y las expando en imágenes.- Extrañada yo, sin duda, por esta acusación difamante para mi alma, le respondí:- Ay amiga, es que no te he dicho, ¡estoy en ayuno!, ¡en ayuno de palabras!; sé que quieres en ellas resurgir, perdóname, ciertamente yo pretendía ignorarte, pero eres tan única, ¡tan única!, que no se puede hablar de ti, ¡sin estar tu presente!.-
Y después de responderle, sus palabras se deslizaron suavemente y me surgieron imágenes, ¡imágenes! que no puedo describir con palabras y entonces, aclarándome ella las cosas, confundida quedé con sus palabras, mas no sola, estando ella, siempre ando acompañada, es comunión, comunión de certezas que da la Fe, y cuando no hay dudas, ya no hace falta tener seguridades. En especial silencio después juntas permanecimos y así, así hablamos, y hablamos,…y… al menos ella y yo, ¡ya no necesitamos escribirnos!
*Esta entrada puede ser escuchada en el podcast de Poesía con Betshua